Baila Ramona, baila Ramona.

 
Cerveza tras cerveza la ComandantA esperaba que alguien acudiera a su búsqueda. De repente unos hombres se acercaron, besaron la mano de Ramona y le dieron una cordial bienvenida a su tierra. Uno de ellos saco de su bolsillo un hiyab, especie de velo que cubre pelo y cuello de las mujeres marroquíes, y lo ofreció como un obsequio a la aturdida ciber revolucionaria. Agradecida y emocionada por la hospitalidad de los marroquíes, Ramona quiso guardar el regalo mientras que los hombres insistían en que se lo pusiera. Las horas siguientes son un misterio entre los recuerdos de Porretas. Confusas imágenes aparecen en su cabeza. Se obligó a recordar el momento que entre chivos y cabras abrió un ojo y divisó el cartel de CASABLANCA. Luego, vuelta a dormir. Unas horas, días o meses más tarde; la ComandantA despertó con extraños ropajes, en una lúgubre sala donde libidinosos marroquíes aplaudían al grito de: “Baila Ramona, baila Ramona”. Entre caderines y velos, sola y en tierras lejanas, esta vez la ComandantA tendría que planificar el más peligroso de sus escapes… Continuara. A pesar de todo. HASTA EL TRIUNFO ETERNAMENTE!
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