Ramona vive vive, la lucha sigue sigue!


Claramente la estadía de Ramona en Marruecos no fue lo que esperaba. Autómata, hacía sonar los caderines cuando la orden de “baila Ramona" lo indicaba. Y aunque ella no lo imaginaba, esta sería justamente la llave hacia la libertad. Misteriosos encapuchados ofrecieron comprar a la Comandanta por la abultada suma de una tonelada de maíz. “Van a comer maíz hasta cagarse”, dijo un tal Subcomandante M. Los Marroquies, mundialmente conocidos por su adicción a la mazorca, aceptaron sin dudar.
Así;  Camandanta, Subcomandante y demás encapuchados emprendieron un largo camino a casa.
Al llegar, coloridos murales lo teñían todo. Los canticos eran conocidos y contagiosos “Zapata vive vive, la lucha sigue sigue”. Hombres y mujeres encapuchados se acercaron a la Comandanta y leyeron una amistosa carta: “Bienvenida compañera Ramona: el poblado 24 de Diciembre la recibe orgulloso de que venga a apoyar la lucha del EZLN” (…). Ramona revoleo los caderines, se tapo la caripela, y se fueron pa’ el poblado nomas. Por fin compañeros amigos. Nuevamente el camino dibujado trazaría las líneas hasta tierras Zapatistas.  Continuará…
HASTA EL TRIUNFO ETERNAMENTE!

Baila Ramona, baila Ramona.

 
Cerveza tras cerveza la ComandantA esperaba que alguien acudiera a su búsqueda. De repente unos hombres se acercaron, besaron la mano de Ramona y le dieron una cordial bienvenida a su tierra. Uno de ellos saco de su bolsillo un hiyab, especie de velo que cubre pelo y cuello de las mujeres marroquíes, y lo ofreció como un obsequio a la aturdida ciber revolucionaria. Agradecida y emocionada por la hospitalidad de los marroquíes, Ramona quiso guardar el regalo mientras que los hombres insistían en que se lo pusiera. Las horas siguientes son un misterio entre los recuerdos de Porretas. Confusas imágenes aparecen en su cabeza. Se obligó a recordar el momento que entre chivos y cabras abrió un ojo y divisó el cartel de CASABLANCA. Luego, vuelta a dormir. Unas horas, días o meses más tarde; la ComandantA despertó con extraños ropajes, en una lúgubre sala donde libidinosos marroquíes aplaudían al grito de: “Baila Ramona, baila Ramona”. Entre caderines y velos, sola y en tierras lejanas, esta vez la ComandantA tendría que planificar el más peligroso de sus escapes… Continuara. A pesar de todo. HASTA EL TRIUNFO ETERNAMENTE!
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