Luego de dos clases intensivas de pintura con el maestro Mazorca
Locka llego la primera exposición de la ComandantA.
Al convite vinieron todos. Estaba Juanita, Amalita, Marce,
Jorje, Nequi, Cande, Flor, Pili, Mili, Mica, Su, Georgi, Lita, Amado, Aito y
Joe entre otros.
La muestra fue un éxito. Bajo el padrinazgo de Mazorca,
Ramona vendió a precios irrisorios 150 de las 151 obras que había realizado en
dos clases.
Mientras ricos y famosos enloquecían por sus obras, la
ComandantA hacia planes sobre el destino del dinero: un 99% para la ciber revolución,
un 1% a la descuidada causa de salvar los cocodrilos cíclopes del Tibet.
Entre brindis y brindis y en histérica actitud los
concurrentes no ahorraban halagos ni
cumplidos a la ComandantA malgastando piropos y adulaciones.
Pero el universo de flatos y banalidades caería prontamente
cuando Mazorca Locka intentara vestir a Ramona con un overol con la leyenda “No
soy Locka”.
Lo que sucedió después, solo los concurrentes al evento lo
saben. Dicen que Ramona abandono a Mazorca. Cuentan que éste vaga por las
calles con overoles y bastidores entre las redondeces de su cuerpo cual ensamblaje surrealista y que las
noches de luna llena echa maldiciones al mundillo del arte y a una tal Porretas.
A pesar de todo: ¡Hasta el triunfo eternamente!